Idiotez
de alto octanaje por Francisco Ibarra Bravo
18 Jul 2012
No debemos
cansarnos de decirlo: el subsidio a la gasolina en Venezuela es regresivo,
ineficiente y si me apuran, directamente inmoral. Todos aquellos que no
tienen vehículo propio subsidian a aquellos que si lo tienen que son, en
general, aquellos que económicamente están en mejor situación. El argumento de
que subsidiando la gasolina se abaratan los costos de transporte es tan
endeble como el de los pandereteros del gobierno que dicen que la inflación
está siendo controlada.
La cobardía
política se ha adueñado de este gobierno bravucón, tan guapo para esponjarse y
sacar pecho a conveniencia y tan débil para hacerle frente a los verdaderos
problemas. El liderazgo de un gobierno no se mide por la cantidad de
seguidores que tenga sino por la capacidad que tiene de realmente inspirarlos,
incluso a hacer sacrificios. Lo peor es que en este caso el sacrificio de
llevar la gasolina a un precio razonable sería distribuido sobre aquellos que
mejor podrían asimilarlo. Pocas veces en política económica el dilema es tan
sencillo. El problema es que quienes hoy gobiernan han justificado lo ocurrido
en febrero de 1989 y aún más, han creído la tesis peregrina de que el
detonante de todo aquello fue el aumento de los precios de la gasolina. Desde
esa fecha el precio de la gasolina se ha convertido en un verdadero tabú cuya
ultima entrega son los chips.
Existe información
que indica que hemos estado importando gasolina. Nada raro si tomamos en
cuenta que por un lado la roja PDVSA solo sabe endeudarse y por el otro
tenemos un precio irrisorio de la gasolina que incentiva el contrabando y el
despilfarro. El problema del contrabando de gasolina no es otro que el
diferencial de precio entre la gasolina en Colombia y en Venezuela. Esas
imágenes que vemos de camiones llenos de barriles de gasolina cruzando la
frontera no son nuevas. La primera vez que vi algo similar fue en el 94 en
Santa Elena de Uairén y todos sabemos quienes estaban involucrados en este
tipo de arbitraje verde oliva. El problema es que el diferencial de precios se
ha hecho tan grande que es un negocio inmensamente lucrativo y debido a ello
se ha masificado. Es entonces cuando el gobierno se ha dado cuenta que hay un
problema. Como siempre, la primera reacción de este gobierno de mentalidad
militar es establecer controles. Ya lo han adelantado en otras ciudades
fronterizas y ahora quieren masificarlo con el chip. El chip no resuelve el
problema porque los incentivos para contrabandear gasolina seguirán
existiendo. En el corto plazo podrá tener cierta incidencia pero ya le darán
la vuelta y volveremos a estar en las mismas. El
problema solo se resuelve colocándole a la gasolina un precio razonable.
El subsidio anual a
la gasolina en Venezuela puede estar por el orden de los US$ 12.000 millones.
Estamos hablando de mucho más de lo que actualmente invertimos en vialidad. El
subsidio a la gasolina le cuesta a cada venezolano en promedio US$ 428 al año.
Habría que preguntarle a mucha gente de a pie sino prefería recibir esa
cantidad de dinero y asumir el impacto inflacionario que el aumento tendría.
Eso por si solo sería un argumento suficiente para que cualquier persona
medianamente razonable entendiese. El inconveniente es que los costos no
acaban ahí, tener un diferencial de precio tan grande tiene otros dos efectos
perniciosos. El primero es sobre las FAN, generándoles un foco adicional de
corrupción como si todos los venezolanos no supiésemos que ya tienen
suficientes. El segundo es divertir personas que podrían dedicarse a una
actividad productiva hacia una actividad netamente de captación de rentas.
Estos costos no están incluidos en los números anteriores, lo que nos indica
que la pérdida que soportamos en el país producto de la cobardía y necedad de
algunos es bastante cuantiosa. Sabemos que de aquí a las elecciones nadie
tocará el precio del a gasolina. Donde pude siempre dije que la oposición
debió haberle ofrecido al gobierno el apoyo para ajustar el precio de la
gasolina luego de las elecciones legislativas, acordando que el aumento no
sería empleado jamás con fines políticos. Lamentablemente no hemos sabido
estar a la altura y el chip nos lo termina de confirmar.
Francisco
Ibarra Bravo
Pegado
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